Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1887 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 8 de marzo de 1887
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Sánchez Campomanes
Número y páginas del Diario de Sesiones: 40, 1016
Tema: Desorganización del ejército por el Ministerio de la Guerra a espaldas del Parlamento

No haga protestas, porque entonces parece que no quiere estar al lado del Sr. Romero Robledo. (El Sr. Sánchez Campomanes: Con mucho gusto, pero con el mismo programa). Pues eso es lo que parece raro, que por poco liberal se separa S.S. de mí y se vaya a acoger al Sr. Romero Robledo, en cuya compañía está muy bien; y yo siento no poder estar también al lado del Sr. Romero Robledo, con el cual no podré estar nunca, porque no es tan liberal como yo necesito que sea. Por eso me extraña que el Sr. Sánchez Campomanes esté al lado del Sr. Romero Robledo, separándose de mí por poco liberal.

Por lo demás, desde el momento en que se ha demostrado que el Sr. Ministro de la Guerra no ha faltado ninguna ley, y que ha estado en su derecho, como ha demostrado el Sr. López Domínguez, este debate no tiene importancia ninguna, y lo único que se deduce es que S.S. ayer se fue más allá de lo que debiera haberse ido, porque pudo haber censurado las medidas del Sr. Ministro de la Guerra, dentro de los límites que tienen los Sres. Diputados para discutir, criticar y censurar las medidas del Gobierno, siquiera sean las medidas más justas, porque éstas no siempre parecen bien a todos, y a aquel a quien le parecen mal tiene derecho para censurarlas.

Para esto tenía derecho S.S.; pero para lo que no lo tenía era para decir lo que dijo tratándose de un Ministro y de un Gobierno que no han faltado a la ley, porque en lo relativo a la cuestión de los sargentos, cuestión, permítame S.:S que se lo diga, que ha traído por los cabellos, tampoco se ha faltado a la ley, puesto que a los sargentos segundos que han cumplido se les da la licencia, pues no hay ninguna ley que ineludiblemente obligue a reengancharlos. (El señor Sánchez Campomanes: No lo sabe S.S.). Quien no lo sabe es S.S. (El señor Sánchez Campomanes: Se la traeré. Me permite S.S.?).

(El Sr. Vicepresidente pide calma para el Sr. Campomanes).

Ya verá S.S. cómo no hay ninguna ley que obligue al Gobierno a admitir forzosamente el reenganche.

Pero, en fin, como ésta es una cuestión fuera de lugar, fuera de tiempo y fuera de oportunidad, yo no quiero extenderme mucho en esto, porque deseo que no se pierda el tiempo en esta clase de cuestiones.

El Sr. Sánchez Campomanes, que por lo visto encuentra ahora en el Gobierno cosas que antes no vio, y que hasta hace muy poco no ha visto; que ve que el Gobierno no da un paso sino fuera de la ley, expedito tiene el camino para anunciar una interpelación, para explanarla y para demostrar cuáles son las tropelías, las ilegalidades y las arbitrariedades que está cometiendo este Gobierno; y cuando haga S.S. eso, entonces ya tendrá el gusto de contestarle cumplidamente alguno de los Sres. Ministros, o yo, que tengo mucho gusto en discutir con S.S., porque como hasta hace tan poco tiempo le trataba tan cariñosamente como S.S. me trataba a mí, me cuesta trabajo considerarle como adversario; y como lo de El Pardo, aún cuando hubiera existido, se habría ya concluido, todavía tengo la confianza de tratarle de nuevo como amigo. (Risas). [1016]



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